… Tras escapar de la cárcel, decidieron subir a la peña de los enamorados. Allí al filo de la peña se miraron a la cara, y en sus ojos se veían reflejaos lo que cada uno sentía por el otro. Al llegar los guardias, presenciaron un beso, el cual el uno se fundía con el otro; los guardias ante tal amor, se quedaron perplejos y por unos momentos hubo un silencio sepulcral, en el la tensión se palpaba en el ambiente. Un momento después, uno de los guardias gritó:
- ¡Déjenlos!
Y
todos los demás le apoyaron, los 2 enamorados llenos de alegría, esta vez se dieron
un beso gigantesco, que todos los allí presentes pudieron sentirlo. Y fueron
felices y comieron perdices.
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